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También somos agua

Atl es el término utilizado en náhuatl para referir “agua”, una poderosa palabra que danza en nuestros labios como un susurro ancestral; encarna el alma del agua.

El agua fluye como el hilo de la vida que nutre las raíces y el sustento del territorio del alto Balsas en Guerrero. Atl es un ser viviente que abraza nuestro territorio; late con corazón propio, se desplaza, cura y, en su fluir, nos enseña y aprendemos de ella, “por eso, siempre debemos entablar un diálogo con ella; quizás no puedas verla o comprenderla, pero todas las criaturas vivas laten con un corazón, y la agua posee una vida, un alma sagrada” (Cariño, Ideca Perú).

Ceremonia nahua

Ceremonia nahua. Petición de lluvia en Oxtotempan, Atliaca, Guerrero, 2023.
Fotografía: Marcelino Catalán.

El río Balsas y la comunidad de Tecuiciapan

El río Balsas y la comunidad de Tecuiciapan, mayo, 2023.
Fotografía: Octavio Jiménez.

En la región norte de Guerrero se ubica Tecuiciapan, una comunidad nahua campesina, que reposa en el corazón de la ribera del río Balsas. El agua, ese tesoro invaluado, nos cobija con su esencia, nutriéndonos tanto en cuerpo como en espíritu, marcando el compás de nuestras ceremonias ancestrales, como la petición de lluvias, levantamiento de espíritu, limpieza y ofrendas. Aquí, cada día, el río es un espejo que refleja nuestras historias, una serpenteante luz que camina con calma hacia el cálido abrazo del Pacífico.

El agua es el latido de nuestra comunidad, el motivo de nuestra existencia. Pero, en medio de todas las manifestaciones ceremoniales y comunitarias, enfrentamos desafíos que nos asedian como sombras en la noche: escasez, contaminación, muerte. Nosotros, los jóvenes, alzamos la voz con fervor para protegerla y curar sus heridas, pues al sanarla, sanamos nosotros y “sanando tú, sano yo; sanando yo, sanas tú: tal es la reciprocidad del camino en la sanación del cuerpo-territorio” (Cabnal, 2017, p. 15). Es desde aquí que estamos comprometidos con la vida del agua, nuestra fuente de vida, y nunca dejaremos de luchar por ella.

En las investigaciones más recientes nos encontramos con una escena desoladora, donde el río se transforma en un ser vulnerable, una fuente de vida en peligro constante. Año tras año, sus aguas se enturbian debido a la contaminación de los desagües y la voracidad de las minas a cielo abierto que se alzan con orgullo al oeste de nuestro territorio nahua. Como gigantes insaciables, dejan cicatrices profundas en el alma del río, mientras las autoridades parecen hacer la vista gorda ante esta tragedia que se despliega ante nosotros.

Desde la apacible Mezcala hasta la majestuosa presa de El Caracol, el río Balsas busca su camino, aunque con dificultad. Dos minas, Media Luna y Equino Gold, se alzan como colosos que devoran las montañas, dejando al descubierto la garganta del río. Entre ellos, una avalancha de 250 a 300 toneladas de residuos sólidos se precipita hacia el Balsas, envenenando las aguas que dan vida a comunidades, como Eduardo Neri, Heliodoro Castillo, Cocula, Apaxtla de Castrejón y Cuetzala del Progreso. Estas son pequeñas joyas que abrazan las orillas del río (Andrade, 2023) y, lamentablemente, parece que este monstruo insaciable tiene la intención de expandirse aún más al este, donde habitan comunidades nahuas de campesinos y artesanos.

El río Balsas y el lugar de levantamiento de espíritu

El río Balsas y el lugar de levantamiento de espíritu/sombra, junio, 2023.
Fotografía: Emmanuel Jiménez.

Limpieza de barrancos

Limpieza de barrancos para evitar basura en el río, junio, 2023.
Fotografía: Erika Sebastián.

Lo que es aún más desgarrador es que el proyecto de desarrollo que nos prometió un futuro mejor, ahora vierte aguas contaminadas en el cuerpo mismo del río, como si progreso y modernidad se midieran en aguas turbias y sucias.

Cuando nos sumergimos en las aguas es como si el río nos susurrara en silencio, un eco de antaño que implora por recordar su valía. De aquí nace nuestro interrogante que guía nuestro escrito: ¿cómo se entreteje nuestra comunidad campesina con el agua y cuál es el papel de las juventudes en estas dinámicas comunitarias? Podríamos pensar que nuestra visión es corta, pero en realidad, según nuestras abuelas, somos la continuidad de lo que ellos nos legaron.

A lo largo de la historia, nuestras tierras nahuas han enfrentado amenazas que trajeron consigo proyectos de sombras y destrucción. Recordamos con entereza la lucha de nuestros abuelos, allá en los años de 1990, cuando la ola neoliberal sacudió con temor nuestras tierras. Fue entonces cuando todas las comunidades se alzaron valientes contra el proyecto hidroeléctrico San Juan Tetelcingo. “La construcción de la presa estaba prevista para seis años, de 1990 a 1996, pero nuestros pueblos emprendieron una lucha incansable que duró desde mediados de 1990 hasta finales de 1992” (Celestino, 2005, p. 56).

Hoy por hoy, en la contemporaneidad, nuestra identidad, epistemología y ontología nahua se sigue sosteniendo pese a las amenazas constantes por extractivismo. El agua, desde su resonancia al pronunciarla como “atl”, su trazo y su significado histórico, ha definido nuestra identidad y organización comunitaria. Un sabio maestro tradicional, Eliseo Zamora, nos comparte un conocimiento ancestral: todas las palabras sagradas esconden significados más profundos. Las vocales “a”, “e”, “i” y “o” tienen una esencia elemental que entrelaza significados en nuestro entorno. La “a” de “atl” (agua) representa la esencia de la existencia misma. La “e” de “yehyekatl” (aire) encarna la energía del movimiento, como un viento que nos impulsa. La “i” es “tlitl” (fuego), una luz que ilumina nuestro camino. Y la “o” de “tlahli o tlaltipaktli” (tierra) es la que nos alimenta y sostiene (Zamora, 2009).

Limpieza de barrancos

Limpieza de barrancos, parte norte, para evitar basura en el río, junio, 2023.
Fotografía: Erika Sebastián.

Pensar en el agua en el ámbito comunitario nos lleva al origen de nuestra comunidad. Como hijos y nietos de campesinos comprendemos que el agua es esencial para nuestra supervivencia. Sabemos que sin agua no hay vida. La toponimia de nuestra comunidad “Tecuiciapan, que significa “lugar donde abundan cangrejos de río”, subraya la importancia cultural y espiritual que atribuimos al agua. Esta conexión espiritual y cultural con el agua se arraiga en la naturaleza. Consideramos que el agua es la que nos da la vida, y para muchos pueblos, este río, la lluvia, ojos de agua o inclusive un pozo son como venas de la tierra que convergen en un único latir. La espiritualidad del agua nos brinda sanación, alivia la tristeza y nos acompaña hasta en nuestra trascendencia. El agua es el sustento y el medio de vida que necesitamos para subsistir; sin ella no tendríamos maíz ni tomates; el agua es medicina, es camino; nosotros somos agua.

El espíritu del agua nos otorga sanación, alivia las penas, vergüenzas, dolores y nos acompaña incluso en nuestra travesía hacia la trascendencia. Es el sustento y el eje de nuestra existencia. Sin ella, el maíz y los tomates sólo son sueños lejanos. El agua es medicina, es camino, sanación; nosotros, en esencia, somos agua. Su fluir es nuestro fluir; sus aguas, nuestras venas, nutren la vida en cada latido.

Desde tiempos inmemoriales, nuestros padres y abuelos nos han involucrado en ceremonias de petición de lluvias, rituales de sanación. Hemos sido testigos del poder que el agua concede a nuestra comunidad y, ahora, somos el impulso y la esperanza para una transformación social. Es por eso que afirmamos con convicción: nosotros también somos agua.

Referencias

Andrade, J., (6 de julio de 2023). Río Balsas de Guerrero: contaminado por dos mineras; se tomarán acciones Desde hace 10 años no se ha hecho un estudio para cuantificar los residuos de ambas mineras; se calcula que hay entre 250 y 300 toneladas de sólidos en el río. La Silla Rota. Recuperado de https://lasillarota.com

Cabnal, L. (2017). Tzk’at, Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario desde Iximulew-Guatemala. Ecología Política, 98-102. Recuperado de https://www.ecologiapolitica.info

Cariño, C. [Ideca Perú] (16 de abril, 2023). Carmen Cariño: Epistemologías y ontologías indígenas relacionales. Youtube. Recuperado de https://www.youtube.com

Celestino, E. (2005). El proyecto hidroeléctrico San Juan Tetelcingo, Guerrero ¿cancelado o suspendido? Diario de Campo, 53.

Zamora-Islas, E. (2009): Masehualtajtol nemachtiloni. México, DF, México: Programa de Acciones Culturales Multilingües y Comunitarias (PACMyC).

Autoría: Armando C., Avril G., Citlali G., Elvia C., Esmeralda D., Petra V.

Coordinado y editado por Erika Sebastián Aguilar