Por Ismael H. Vera-Navarro

Las cuencas son grandes porciones territoriales delimitadas por los parteaguas que se forman en los lugares más altos del territorio. Dentro de este gran espacio se origina una composición particular de distintos ecosistemas y, a raíz de esto, se define la distribución de múltiples comunidades de plantas y animales en todas las áreas que caracterizan a la cuenca. Las poblaciones de animales inmersas en estos sistemas están sujetas a procesos que las mantienen en equilibrio, como las interacciones entre depredadores y presas. Los arácnidos son un gran ejemplo de esto.

Figura 1. Parque Nacional Lagunas de Montebello, Chiapas, México.

Tomado de: https://mas-mexico.com.mx

Dentro del grupo de los arácnidos, se encuentran los escorpiones. Provistos de un par de extremidades a modo de pinzas, sujetan a sus presas, que algunas veces son ligeramente mayores en tamaño, y con su aguijón les inoculan un veneno que les ayuda a someterlas y predigerirlas. Los escorpiones controlan las poblaciones de otros animales, principalmente de artrópodos pequeños, como grillos, cucarachas, arañas, y de otros escorpiones. De igual importancia es que estos organismos forman parte de la dieta de otros animales entre los que destacan lagartijas, murciélagos, tlacuaches y mapaches.

Figura 2. Escorpiones alimentándose: a) Centruroides limpidus devorando una araña (Ctenizidae); b) Hoffmannihadrurus gertschi en cautiverio, alimentándose de un "cara de niño" (Stenopelmatus sp.).

Fotos: Ismael H. Vera-Navarro.

En todos los ecosistemas de la cuenca existen nichos ecológicos que a veces son exclusivos de una u otra especie; es decir, con papeles o tareas que sólo pueden desempeñar aquellas especies que han desarrollado las herramientas para tal fin. Esta estricta especialización, en ciertos modos de vida provoca cambios en las formas de los organismos. Por ejemplo, el pico de las aves evolucionó de formas diferentes en función del alimento de cada especie. De manera similar, existen animales que tienen adaptaciones muy específicas a los sitios en que se distribuyen, según sus requerimientos de humedad, temperatura y elevación sobre el nivel del mar, así como también al sustrato, que les provee refugio, por lo que su distribución se restringe a los sitios con las condiciones más adecuadas. En ese sentido, las modificaciones en el cuerpo de los escorpiones se dan como consecuencia de su especialización en los sustratos donde viven. A esto se le denomina “ecomorfotipos” (Polis, 1990; Bradley, 1988; Prendini, 2001; Gonzales-Santillán, 2001; Gonzales-Santillán, 2004) y se describen a continuación.

Ecomorfotipos de escorpiones y su distribución en las cuencas

Troglobios o trogloditas

Figura 3. Alacran tartarus, un ejemplo de escorpión troglobio.

Foto tomada de http://www.ibiologia.unam.mx/

Son animales con disminución de pigmento en sus cuerpos. Al ser habitantes de cuevas, por la ausencia de luz han perdido su color y sus ojos. Sus apéndices son largos y delgados, para desplazarse entre las grietas. Su distribución en la cuenca está restringida a las profundidades de las cavernas, aproximadamente a 200 metros de profundidad bajo tierra.

Arborícolas

Figura 4. Ejemplo de ecomorfotipo arborícola, Centruroides rileyi.

Foto tomada de: http://www.amgoodman.com

Sus cuerpos son aplanados dorsoventralmente y tienen modificaciones en las patas que les permiten escalar y sujetarse seguros en la corteza, el follaje y las plantas epífitas.
Existen diferentes especies de escorpiones que son capaces de trepar árboles, hallar refugio y cazar en ellos, sin embargo, no se consideran de ecomorfotipo arborícola si su modo de vida no se restringe exclusivamente a los árboles. La distribución de escorpiones arborícolas se limita a las regiones tropicales de selvas altas, de mayor temperatura y humedad, por lo que no en todas las cuencas es posible encontrar este ecomorfotipo.

Lapidícolas

Figura 5. Escorpión lapidícola, Kochius atenango.

Foto: Ismael H. Vera-Navarro.

Han desarrollado pinzas gruesas, que tienen gran fuerza para jalar presas grandes hacia lo profundo de sus madrigueras bajo las rocas.
Esta especie se distribuye en sitios con rocas aplanadas, precisamente a modo de lápida, que les proporcionan un excelente refugio y una eficaz trampa de acecho. Tiene gran distribución en una cuenca, pues hay multitud de especies con este ecomorfotipo y sus microhábitats son comúnmente abundantes.

Pelófilos

Figura 6. Ejemplos de escorpiones pelófilos: a) Diplocectrus tehuacanus; b) Hoffmannihadrurus gertschi; c) galería de H. gertschi.

Fotos: Ismael H. Vera-Navarro.

Son escorpiones cavadores y robustos, con patas cortas provistas de espinas gruesas que mejoran su tracción dentro de sus túneles. Su distribución en las cuencas está restringida a lugares con determinados tipos de suelo que varían para cada especie.

Psamófilos

Figura 7. Paruroctonus xanthus, ejemplo de ecomorfotipo psamófilo.

Foto de Alice Abela, tomada de https://www.flickr.com

Son organismos que desarrollaron sedas en las patas, que les permiten desplazarse con facilidad en la arena; también tienen uñas largas que les permiten adherirse a superficies rugosas. Tienen su distribución restringida a suelos muy secos y arenosos.

Litófilos

Figura 8. Ejemplo de escorpión litófilo: a) Vaejovis mexicanus; b) V. mexicanus dentro de su galería en una grieta entre rocas; c) V. mexicanus en su galería, iluminado con luz ultravioleta.

Fotos: Ismael H. Vera-Navarro.

Son escorpiones aplanados con garras curvas para desplazarse ágilmente entre rocas. Se distribuyen en paredes rocosas, algunas de sus especies tienen sus distribuciones restringidas a las paredes de ciertos cañones o pequeñas zonas rocosas.