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La relación del agua con las prácticas de campo en la restauración de bienes culturales en México

Por Andrea Peña Palomino

Para esta entrevista tomé en cuenta a dos restauradores: José Luis Saldívar, quien estudió en el Instituto Botticelli, y Alexa Palomino, quien estudió en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete” (ENCRyM). Ambos hicieron prácticas en diversos lugares de la república mexicana. Alexa hizo sus prácticas entre 1994 y 1999, y Luis hizo sus prácticas entre 2013 y 2016.

El objetivo de esta entrevista es obtener información sobre las prácticas de campo, la experiencia de dos restauradores de distintas décadas y escuelas, y lo que experimentaron en relación con el agua y la biodiversidad, logrando así conocer más sobre la restauración de bienes culturales, la importancia de restaurar el patrimonio cultural de México y su correlación con la accesibilidad al agua.

  1. ¿En dónde fueron tus prácticas de campo y durante cuánto tiempo?

L.S. En el Museo Regional Cuauhnáhuac, en Cuernavaca, Morelos, México, restaurando diversas piezas de distintas épocas, como armería metálica del siglo XV, limpieza y retoque de carruajes, murales, cerámica y piedra.

A.P. Tuve prácticas en varios lugares. Normalmente duraban un mes durante el verano y un mes en noviembre. También tuve prácticas cortas durante los meses de clases. Fui a un convento que se llamaba Santo Desierto, y a las zonas arqueológicas de Tulum y Palenque, México. También hubo prácticas en el Castillo de Chapultepec, y en el Museo Nacional de Antropología e Historia, entre otras.

  1. ¿El agua era escasa en la excavación/práctica?

L.S. No, teníamos agua corriente siempre, a través de un lavabo para nuestro equipo y lavamanos en los baños del lugar.

A.P. Por lo regular había suficiente agua. Lo que era dudoso en algunos sitios era si el agua sería potable o estaría completamente limpia, pero siempre pudimos bañarnos, lavarnos las manos, etcétera. Sin embargo, en las zonas arqueológicas era difícil el acceso al agua para trabajar. Teníamos que hacer rondas para cargar cubetas desde lejos.

  1. ¿Tenías horario de agua caliente? Si la respuesta es sí, ¿a qué hora?

L.S. La verdad no lo sé, nunca fue necesario.

A.P. Teníamos horarios para bañarnos en la mañana, pero estaban regidos más por el horario de trabajo que por causa del agua en sí.

Había algunas prácticas, como la de Tulum, donde el hotel no tenía luz eléctrica; el Tulum de entonces no es el Tulum de ahora, la luz del hotel funcionaba por planta eléctrica y la apagaban por la noche a las 10 p.m. y la prendían a las 7 a.m. En esa práctica sí teníamos que bañarnos antes de esa hora por la noche.

El agua en Palenque no era caliente, era fría, porque no había suministro para agua caliente y teníamos que ir a prender la bomba en medio de la selva, lo que nos daba siempre miedo a todas.

  1. En prácticas donde hacía mucho calor, ¿cómo te mantenías hidratado/a?

L.S. En ocasiones debido al clima propio de la ciudad, consumiendo líquidos de fácil acceso, como agua embotellada.

A.P. Teníamos a disposición agua de garrafón, jugos, refrescos embotellados y llenábamos termos. Sudábamos muchísimo, en especial en Palenque, donde se llegaban a registrar 43 °C. Los maestros nos procuraban, sobre todo para que no dejáramos de beber mucha agua, pero eran jugos, refrescos y solo agua de garrafón de cierta marca.

  1. En los lugares donde te hospedaste, ¿había agua o era escasa?

L.S. Iba y venía de la casa al servicio y las prácticas.

A.P. Sí había agua y no podría decir que era escasa, aunque sí limitada; es decir, no era como en las ciudades, en las que todo el tiempo entra agua a los tinacos, por lo que siempre nos pedían que cuidáramos el agua.

  1. ¿Había un suministro constante de agua potable?

L.S. Sí.

A.P. No en todos los lugares. Pero aunque se suponía que el agua debería ser potable, casi siempre desconfiábamos de esa información debido a experiencias previas de gastroenteritis en alumnas.

  1. ¿La deshidratación era común entre las personas que participaron en tus prácticas de campo?

L.S. No.

A.P. Los primeros días algunos se deshidrataban, porque era difícil identificar si estábamos tomando suficiente agua, ya que no estábamos acostumbrados a sudar tanto; pero nadie tuvo problemas serios o riesgos grandes de deshidratación.

  1. ¿Qué relación tenías con el agua durante tus prácticas campo?

L.S. Constante, como solvente, y para limpieza personal y del equipo.

A.P. Era indispensable para el aseo personal. Sudábamos mucho, nos ensuciábamos con tierra, polvo y materiales que usábamos en la restauración, entre otras actividades. El agua es indispensable para trabajar cualquier bien cultural, en particular la pintura; sin el agua no se puede trabajar.

  1. ¿Hubo casos de enfermedades por agua en tus prácticas de campo?

L.S. No.

A.P. Sí, gastroenteritis en alumnas.

Conclusiones e invitación

Lo que demuestra esta entrevista es cómo cambian los tipos de prácticas de campo y su relación con el agua y la biodiversidad, dependiendo del lugar, la época, la escuela donde estudiaron mis entrevistados, la duración, el clima, el cuidado y suministro del agua, la región geográfica y los tipos de bienes culturales a restaurar; condiciones que varían entre práctica y práctica.

La asociación del agua con las prácticas de campo tiene todo que ver con el lugar en el que se lleva a cabo. Es decir, en relación con este artículo, el agua la dividiremos en dos categorías: el agua de uso personal y consumo, y el agua que se utiliza para trabajar. Por ello, la localización de las prácticas de campo es muy importante, pues no es lo mismo restaurar en una ciudad, en un museo o en una zona arqueológica dentro de una zona urbana a restaurar en zonas rurales e inaccesibles, como la selva Lacandona, o áreas alejadas de la civilización.

Mi invitación al lector es a reflexionar sobre lo valioso de la accesibilidad al agua limpia, porque si para llevar a cabo un trabajo de restauración es indispensable, ahora imaginemos a comunidades enteras sin acceso a ella. Cuando no se tiene acceso a agua limpia y/o potable, todo el ecosistema se ve afectado, por eso hay que promover que el agua llegue a la mayor cantidad de comunidades posibles, y ya que se logre, sea cuidada.