Sistemas de Alerta Temprana incluyentes
Por Michel Rosengaus Moshinsky
¿Cómo lograr que las acciones derivadas de un Sistema de Alerta Temprana (SAT) se vuelvan incluyentes, es decir, que funcionen bien para todo tipo de población, incluyendo aquella que tienen algún tipo de discapacidad, ya sea motora, visual, auditiva, conductual o intelectual?
En los cada vez más recientes y severos incendios forestales en EUA, por ejemplo, el número de víctimas fatales de personas con algún tipo de discapacidad ha sido desproporcionado con respecto al porcentaje de la población total que representan, lo cual indica que precisamente su discapacidad particular ha contribuido en forma especial a su vulnerabilidad.
También han ocurrido trágicos casos de numerosos pacientes hospitalizados que no fueron evacuados de la zona de peligro y afectación con oportunidad ante condiciones de ciclones tropicales en zonas costeras, que resultaron en la muerte de un número importante de ellos.
Tendemos a pensar en la discapacidad como un estado permanente y estático, pero no es así. Muchas personas que deben tomar ciertas medidas para salvar la vida al recibir un alertamiento sobre un peligro inminente que se cierne sobre ellos pueden estar temporalmente discapacitados, por ejemplo, usar muletas después de una lastimadura severa; estar inmovilizados en cama después de una cirugía; tener una edad muy corta o muy avanzada como para poder movilizarse solos, etcétera.
Exploremos las cuatro componentes de un SAT en cuanto a cómo hacerlos incluyentes:
- El estudio previo de riesgo incluye tanto el peligro o amenaza en sí, como la exposición y la vulnerabilidad al mismo. El estudio del peligro en sí rara vez requiere considerar la posible incapacidad, pero en la parte de exposición y vulnerabilidad, considerarlo es esencial. Por un lado se requiere un censo actualizado de qué parte de la población potencialmente afectada tiene discapacidades, de qué tipo, y cómo éstas afectan su vulnerabilidad, quiénes cuentan con familiares o vecinos coubicados que puedan auxiliarlos, y quiénes requieren personal adicional para apoyarlos en su movilización fuera de la zona de peligro.
- El mecanismo de monitoreo continuo del peligro, usualmente una red de observación y/o medición del mismo, en general no requiere de consideraciones adicionales sobre incapacidades en la población objetivo, con la posible excepción de que quizá el tiempo de antelación requerido en el diseño del sistema tuviera que ser mayor para población discapacitada. Esto se engancha con la posibilidad de no sólo medir en tiempo real, sino de ser posible, pronosticar el peligro aunque sea con cierto nivel de incertidumbre. Esto implica que la población discapacitada puede requerir ser evacuada cuando todavía no hay alta certidumbre sobre la magnitud del peligro que se manifestará en la zona.
- El mecanismo de notificación (envío de la alerta en sí) a la población, por supuesto requiere considerar las capacidades de recibirla y entenderla de toda nuestra población objetivo, incluyendo limitaciones auditivas, visuales e intelectuales en parte de ésta (lo que apunta a redundancia en los sistemas de notificación).
- Finalmente, en el plan de acción que ya debe ser conocido por la población objetivo y practicado en simulacros, los problemas de movilidad y las velocidades a las que la movilización puede ejecutarse para población discapacitada deben, por supuesto, ser consideradas, así como rutas alternativas de evacuación y personal adicional que dicha movilización puede requerir. También es importante que estos simulacros se realicen bajo las condiciones cambiantes del censo de personas con discapacidad en la zona objetivo.
En caso de una emergencia: ¡no dejemos a nadie atrás!