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Mililitros de mí
Proyecto de fertilización dentro de la zona verde de la escuela
Por Diana Valentina Pérez Segura, Ruby Esquivel Monroy y Cynthia Anahí Vázquez Arellano
Introducción
Hoy en día existen muchos métodos que podemos utilizar para cuidar nuestras plantas extendiendo su tiempo de vida, pero también debemos vigilar qué ponemos en las plantas, por ejemplo, hay muchos fertilizantes que contienen químicos, los cuales pueden ayudar o afectar a las plantas y al ambiente, un ejemplo:
Infertilidad de los suelos
Si bien los fertilizantes químicos contribuyen al desarrollo de las plantas, éstos no ayudan al suelo donde crecen, es más, pueden causarle un importante daño. Los excesivos niveles de nutrientes de algunos fertilizantes químicos saturan la tierra, anulando la efectividad de otros nutrientes fundamentales; todo ello lleva a la infertilidad de los suelos.
Por eso es importante informarnos qué es lo que ponemos a las plantas y cómo lo hacemos, ya que ello puede traer varias consecuencias tanto para nosotros como para las plantas.
Daños que pueden causar los fertilizantes químicos
- Si bien los fertilizantes químicos brindan nutrientes a las plantaciones agrícolas, si se abusa de ellos pueden suponer un peligro para el medio ambiente, pues el excedente de nutrientes contamina suelos y aguas.
- Los suelos también pueden resultar estériles:
- Por el aumento de acidez que los fertilizantes químicos provocan, ya que muchos de ellos incorporan ácido sulfúrico y clorhídrico, que si se utilizan en exceso pueden afectar negativamente a los microorganismos y al pH del suelo (y, por ende, al desarrollo de las plantas).
- Incremento peligroso de los microorganismos.
- Exceso de crecimiento de las plantas:
- Dada la alta intensidad de los fertilizantes químicos, en ocasiones provocarían que las plantas adquieran demasiado tamaño para su salud. Las extremidades más largas y gruesas pueden dañar el follaje. Asimismo, un notable aumento de peso ejercería una presión indeseada sobre las raíces de los cultivos.
Beneficios de utilizar fertilizantes naturales
Aumentan la cantidad de nutrientes:
- La liberación lenta, gradual y natural de nutrientes es una de las principales ventajas de los fertilizantes de origen orgánico; esta liberación natural de elementos garantiza un mayor control de la cantidad de fertilizante que se utiliza y evita un empleo exagerado.
- Como los productos crecen de manera natural:
- Son mucho más saludables, a diferencia de las plantas que crecen a un ritmo demasiado acelerado.
- Son más amigables con el medio ambiente.
Debido a que estos fertilizantes son 100% de origen natural no producen ningún tipo de residuo químico que podría ser muy nocivo para la calidad del medio ambiente.
Proceso de fertilización





Primero escogimos la zona que decidimos fertilizar junto con las plantas que íbamos a tomar para aplicar los fertilizantes, las cuales son las imágenes que se presentan en la parte de arriba; pero antes de hacer esto teníamos que ver el estado de las plantas.
Proceso de elaboración de los fertilizantes naturales
Fertilizante de cascarón de huevo

Ingredientes
- Cascarón de huevo molido.
Procedimiento
- Lava los cascarones solo con agua, déjalos secar por un rato.
- Ponlos en un recipiente y aplástalos.
- Lícualos para que se terminen haciendo como polvo; ponle un poco de agua para que no se trabe la licuadora.
- Saca la mezcla de la licuadora y ponla en un recipiente.
- Quita el exceso de agua y déjala secar al aire libre.
- La puedes aplicar a todo tipo de plantas cada 15 días.
Fertilizante de cáscara de plátano
Al igual que el huevo, la cáscara de plátano puede servir de abono para las plantas y les aporta potasio.

Después de comer plátano guarda las cáscaras, hay muchas formas de prepararlas, pero solo te mostraremos dos maneras:
- Cáscara de plátano licuada
La foto muestra solo cáscaras licuadas con un poco de agua sin añadir nada más.
- Té de cáscara de plátano
- Otro procedimiento es tomar las cáscaras y ponerlas en un recipiente con 1 litro de agua; coloca unas 2 o 3 cáscaras.
- Déjalas hervir a fuego medio como si fuera un té entre 15 y 20 minutos máximo.
- Pasa la mitad a un recipiente y la otra mitad llénala con agua.
- Ya puedes usar tu té (mitad con agua) de cáscara de plátano para ponerlo en las plantas cada 15 o 20 días.
Estiércol como fertilizante
El estiércol de algunos animales también puede servir como abono para las plantas. Usamos el de borrego, pues por lo general es de los más equilibrados, menos ácido; de hecho, suele ser hasta básico en comparación con otros, como el de caballo o vaca.
En general se suele decir que los estiércoles de oveja y cabra son los mejores; eso sí, siempre y cuando la oveja o cabra haya estado pastando por monte, ya que ingieren gran cantidad de especies silvestre. Es el estiércol con menos nitrógeno de todos.
Leyendo este último párrafo podríamos pensar que si es “bajo en nitrógeno” no es lo ideal, ya que el N es uno de los tres macronutrientes, es decir, aquellos elementos que se necesitan en grandes cantidades, como el nitrógeno, potasio, azufre, calcio, magnesio y fósforo, esenciales en el crecimiento de los cultivos; pero debemos tener en cuenta los límites de aplicación, ya que también pueden causar daños en las aguas subterráneas.
Estado de las plantas antes de la fertilización




Manos a la obra


Empezamos regando todas las plantas de las zonas que íbamos a ocupar, ya que los fertilizantes que preparamos podrían ser muy fuertes para las plantas si no se tenía el ambiente adecuado para que pudieran desarrollarse de manera correcta. Dejamos reposar por una semana las plantas sin aplicar nada, solo las regamos.


Retiramos la mayor parte de hojas secas que pudimos. Mientras retirábamos las hojas de los dos árboles, encontramos un hongo que se había producido en esta temporada; se había extendido, pero aunque no ocupaba todo el árbol, sí estaba dañando. Buscamos un remedio para esta situación. Por fortuna pudimos obtener una solución, pero no la aplicamos, al no recomendarse cuando llueve, no funcionaría. Decidimos retirar las hojas donde se acumulaba mayormente el hongo, que de acuerdo con nuestra investigación es conocido como hongo oídio, también llamado cenicilla o blanquillo.
¿Qué es el oídio?
La acumulación que parece un polvo blanco en las hojas, retoños y tallos de las plantas son una señal segura de la llegada del oídio; estos hongos se transmiten por el viento; las temperaturas moderadas y las condiciones de sombra propician su propagación.
Fungicida casero para eliminar el hongo oídio
Este fungicida sirve para otro tipo de hongos, pero solo nos centraremos en desparecer el hongo oídio; también puede servir para prevenir plagas.
Ingredientes:
- 1 o 2 cabezas medianas de ajo.
- 200 mililitros de leche.
- 2 litros de agua reposada, es decir, que no tenga cloro.
Proceso de preparación
- Pon un litro de agua reposada en un recipiente.
- Agrega las cabezas de ajo partidas con todo y cáscara.
- Revuelve, tapa y deja reposar 24 horas.
- Luego de las 24 horas, agrega una cucharada de canela, revuelve.
- Pon a hervir la mezcla a fuego alto; cuando empiece a hervir, baja el fuego y espera unos 20 o 30 minutos.
- Cuando se enfríe, cuela la mezcla a otro recipiente.
- Agrega el otro litro de agua y la leche.
- Pasa la mezcla a un atomizador.
Dependiendo de cuánto hongo haya es el tiempo que se va a aplicar; te recomendamos utilizarlo una vez por semana durante un mes si hay mucho hongo; y cada 15 o 20 días como preventivo de plagas.
Sabiendo cómo combatir el hongo, pudimos pasar al proceso de aplicar el fertilizante a las plantas que escogimos.
El procedimiento
Ya que todas las plantas están en el suelo les volvimos a agregar agua para humedecer la tierra.

Después rascamos el suelo con cuidado para no llevarnos raíces o alguna planta; no rascamos profundamente sino solo hasta sacar la cantidad necesaria de tierra para luego tapar esa misma zona. Este proceso se repitió con los dos árboles de Ficus benjamina y níspero japonés; con los rosales cambió un poco el proceso.

Al rascar la tierra vamos a hacer un círculo alrededor de la planta alejado de la pata o tronco de la planta; no debe ser muy profundo, pero sí lo suficiente como para volver a tapar el lugar con la misma tierra.

Después de hacer el círculo aplicamos el fertilizante. No hay una cantidad exacta de fertilizante que debas usar, solo coloca la cantidad que creas necesaria para tu planta; recuerda no poner mucha; debes poner el fertilizante alrededor haciendo otro círculo; por último, tapamos con la tierra que sacamos, revolviendo con el fertilizante. Este proceso solo se realizó con las tres plantas de la imagen.



Los rosales se regaron y luego se les quitó la mayoría de hojas secas (como se puede ver en la imagen, ya casi no tienen hojas secas). Al igual que con las otras plantas, se dejó reposar la tierra por una semana y después se aplicó el fertilizante líquido.
